Científicos españoles: los pioneros.

En esta sección destacaremos a algunos físicos y químicos españoles relevantes, desde la Edad Media (con humanistas, alquimistas y filósofos de la naturaleza) hasta la época en que ya podemos considerar que existen verdaderamente «científicos» (ca. siglo XIX).

La información que aquí aparece la he recogido de artículos aparecidos en las revistas Anales de QuímicaRevista Española de Física, así como en diferentes páginas web (Wikipedia, página web de la Universitat de València, agencia SINCCSIC, etc.).

Empezaremos, pues, los pioneros (desde los tiempos de Al-Ándalus en la Edad Media hasta el siglo XVIII).

alchemy

  • Abbás Ibn Firnás (Ronda, Málaga, 810 – Córdoba, 887), precursor de la aeronáutica,fue un protohumanista, científico y químico andalusí. Gracias a sus numerosos inventos, algunos de ellos mencionados por los historiadores, pudo seguir frecuentando la corte durante el reinado del sucesor Mohamed I (852-886). Ibn Firnas diseñó un reloj de agua, la clepsidra, llamado Al-Maqata-Maqata. También fue el primero en desarrollar la técnica de talla del cristal de roca; hasta entonces, sólo los egipcios sabían facetar el cristal. Creó una esfera armilar para representar el movimiento de los astros y un planetario que construyó en su casa, siendo el primero en utilizar en toda la península ibérica las tablas astronómicas de Sinhind, originarias de la India, básicas para el desarrollo de la ciencia europea posterior. Así como en Occidente se habla de los hermanos Montgolfier, en los países musulmanes explican que el primer hombre que intentó volar es Ibn Firnas, 900 años antes que los Montgolfier.
  • Abu Maslama al-Mayriti, fue un conocido astrónomo, sabio y polígrafo hispanoárabe nacido a mediados del siglo X en Madrid y que murió entre 1007 y 1008 en Córdoba. Fue uno de los intelectuales de mayor reputación del Califato, y se le llegó a conocer como el Euclides de España. Fue un gran astrónomo, resumió las tablas de Al-Juwarizmi y tradujo el Planisferio de Ptolomeo. Estos conocimientos se habrían transferido posteriormente a los reinos cristianos, sirviendo para construir los primeros astrolabios, como el de Barcelona (o de Destombes). Además, escribió «El peldaño del sabio», en el que describe con claridad métodos para purificar el oro y la plata.
  • Azarquiel (Toledo, ca. 1029 – Sevilla, 1087), fue un importante astrónomo de Al-Andalus. Una de las más citadas contribuciones de Azarquiel fueron la compilación de las Tablas Astronómicas de Toledo, en su versión árabe. Al parecer, también fue capaz, mediante el análisis detallado de los datos recabados, de poder predecir la aparición de cometas en el futuro. Azarquiel realizó estudios e investigaciones en varios campos de la Astronomía. Por ejemplo, fue capaz de encontrar cuál era el movimiento del apogeo solar (la distancia máxima entre la Tierra y el Sol). Azarquiel pudo determinar con una gran precisión que el punto del apogeo solar variaba en 1 grado cada 299 años, analizando las observaciones que se disponían al respecto durante los últimos 25 años.
  • Ibn Mu’adh al-Jayyani (Jaén, ¿?-1093), fue un matemático de Al-Ándalus, que destacó especialmente por sus investigaciones y aportes en trigonometría, que desligó por vez primera de los estudios de astronomía. Sus aportaciones fundamentales al conocimiento matemático fueron el hacer comprensible la razón matemática entre magnitudes inconmensurables que figuraba en el libro quinto de los Elementos de Euclides como razón racional; realizar la primera obra o tratado conocido de trigonometría esférica, en buena medida gracias a las aportaciones de los matemáticos egipcios, en el que resolvió varios teoremas y todos los problemas que se plantean en los triángulos esféricos cuando se conocen cuatro de sus elementos y, además, recoge de forma sistematizada el conocimiento matemático de la época. También realizó el cálculo de la altura de la atmósfera. Dicho cálculo fue el usado durante casi 600 años en Europa hasta que Kepler lo modificó al introducir la variable de la refracción de la luz en la atmósfera.
  • Avempace (Zaragoza, 1080- Fez, 1139), también conocido como Ibn Bayyah, cultivó la medicina, la poesía, la física, la botánica, la música y la astronomía.
  • Averroes (Córdoba, Al-Ándalus, 1126-Marrakech, 1198), conocido comúnmente como Ibn Rushd, fue un filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina. En su obra Tahâfut, expone la necesidad de que la ciencia se adecue a la realidad concreta y particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales. Definió la fuerza como «la velocidad a la cual se realiza el trabajo en cambiar la condición cinética de un cuerpo material» y argumentó que «la fuerza se mide por el cambio en la condición cinética de una masa de material resistente».
  • Alpetragio (1185-1192 – 1204), fue un cosmólogo andalusí. Su trabajo es el culmen de la superación de la cosmología ptolemaica que realizó la filosofía aristotélica andalusí en el siglo XI, que posteriormente influyó en Copérnico para crear su modelo celeste.
  • Abu al-Abbas al-Nabati (ca. 1200), fue un científico andaluz, botánico y farmacéutico. Es conocido por el desarrollo del Método científico en el área de la materia médica. Sus técnicas tales como la separación de los informes verificados y no verificados condujeron al desarrollo del campo de la farmacología.
  • Al-Qalasadi (Baza, Granada, 1412 – Béja, actual Túnez, 1486), fue uno de los más importantes matemáticos granadís. Al-Qalasadi contribuyó al simbolismo algebraico con el uso de caracteres del alfabeto árabe como símbolos matemáticos.
  • Alfonso X de Castilla, conocido como el Sabio (Toledo, 1221 – Sevilla, 1284), fue rey de Castilla entre 1252 y 1284. Es reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por su escritorio real. En 1935 se le reconoció como astrónomo. Fue promotor de las Tablas Alfonsíes, unas tablas astronómicas. Basadas en cálculos previos del toledano Azarquiel, fueron resultado de observaciones llevadas a cabo en Toledo por Yehuda ben Moshe e Isaac ben Sid entre 1262 (fecha de la coronación de Alfonso) y 1272. Su difusión fue amplísima, y no superada hasta las Tablas Rudolfinas de Tycho Brahe y Kepler (1627), en el contexto del cambio de paradigma ptolemaico-copernicano.
  • Ramón Llull (Palma, ca. 1232 – 1315), polígrafo mallorquín con una extensa obra anticipadora de muy diferentes temas. Fue un reconocido alquimista, y en 1275 destiló una mezcla de vitriolo (ácido sulfúrico) con alcohol obteniendo un vitriolo dulce que posteriormente se denominaría éter. Además, se le atribuye la invención de la rosa de los vientos (círculo que tiene marcados alrededor los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte) y del nocturlabio (instrumento utilizado para determinar el tiempo en función de la posición de una determinada estrella en el cielo nocturno). Llull fue capaz de adelantar muchos conceptos, ideas y descubrimientos que deberían esperar décadas o siglos para desarrollarse. Verbigracia: la gravedad, concepto que Llull habría anticipado 361 años antes que Newton.
  • Arnau de Vilanova (Villanueva de Jiloca, ca. 1238- Génova, 1311), fue médico, teólogo y embajador de grandes figuras de la monarquía y del clero de su época. Escribió obras claves para la medicina europea medieval, como Régimen Sanitatis ad regum Aragonum, Medicinalium introductionum speculum y algunos tratados de patología general, entre otros. Se le conocía como el «médico de Reyes y Papas» y se le han atribuido obras de alquimia. De hecho, consideró importante el mercurio como el origen de todas las cosas, de modo que postuló que para transmutar un metal ordinario en oro o plata era necesario preparar líquido mercurial y mezclarlo en la proporción debida. Hoy se sabe que obtuvo el óxido rojo de mercurio, el cloruro de mercurio y otros compuestos de dicho metal. Además, en sus escritos menciona el alcohol obtenido mediante destilación del vino, siendo uno de los primeros autores latinos en hacerlo.
  • Abraham Zacut o Abraham Ben Zacuto(Salamanca, 1452 – Damasco, ca. 1510) fue un matemático, astrónomo e historiador judeoespañol.Estudió Astronomía en la Universidad de Salamanca y en su juventud fue amigo y protegido del rector y obispo de Salamanca, Gonzalo de Vivero, quien le animó a publicar su obra El gran Tratado o Compilación Magna en 1478, escrita en hebreo, cuyas medidas están calculadas para el meridiano de Salamanca.
  • Juan de Celaya (Valencia, ca. 1490 – 1558), fue un matemático, físico, cosmólogo, teólogo y filósofo español. Fue miembro de los llamados calculatores. Destacan sus trabajos sobre el movimiento (tanto en cinemática como en dinámica) y lógica.
  • Bartolomé de Medina (Sevilla, 1503/04- Pachuca, 1585), fue un metalurgista español. Fue el metalurgista empírico más importanta del siglo XVI e influyó decisivamente para que el proceso de la amalgamación de minerales de plata entrara en la revolución tecnológica. Fue en México donde desarrolló el Beneficio de Patio, proceso para obtener plata a partir de minerales de baja ley.
  • Miguel Servet (Villanueva de Sigena, Huesca, 1509 o 1511 – Ginebra, 1553), fue un teólogo y científico español. Sus intereses abarcaron muchos campos: astronomía, meteorología, geografía, jurisprudencia, teología, matemáticas, anatomía y medicina.
  • Bernardo Pérez de Vargas (n. Madrid a principios del siglo XVI), fue un escritor, astrónomo, y alquimista de España. Para su obra más conocida, De re metallica, tomó como referencia los libros de química de la época, dedicándose a experimentar, para así llevar a cabo una verificación de la base teórica explicada.
  • Martín Cortés de Albacar (Bujaraloz, Zaragoza, 1510 – 1582), fue un cosmógrafo y escritor de náutica español que hizo aportaciones relevantes a los campos de la náutica, las matemáticas, la cosmología, la geografía y la tecnología. Descubrió la declinación magnética de la tierra y el polo norte magnético; desarrolló el nocturlabio, e inventó y desarrolló la carta esférica. Su aportación más notable fue la estimación de los polos magnéticos, diferenciados de los terrestres, fundándose en las desviaciones de la brújula en distintos lugares; situó en su libro (Breve compendio la Sphera y de la Arte de navegar, con nuevos instrumentos y reglas, ejemplarizado con muy sutiles demostraciones, Sevilla, 1551) el polo norte magnético en Groenlandia; sucesivamente se ha ido desplazando hasta colocarse en la actualidad al norte de Canadá. Esto dejó asentada por fin la variabilidad de la declinación magnética.
  • Jerónimo Muñoz (1520 – 1591), astrónomo, geógrafo, ingeniero y hebraísta valenciano. Impartió clases de astronomía y hebraísmo en Valencia entre 1563 y 1578, y fue nombrado catedrático de matemáticas en la Universidad de Salamanca en el año 1578. Fue uno de los primeros astrónomos españoles en defender el sistema copernicano.
  • Fray Diego de Zúñiga(Salamanca, 1536 – Toledo, 1597 o 1598), escritor español, considerado como el filósofo escolástico agustino más importante en la segunda mitad del siglo XVI.
  • Llorenç Coçar(Valencia ca. 1540- 1592), médico valenciano, fue titular de la cátedra Remediis morborum secretis, et eorum usu (Remedios secretos de las enfermedades y su utilización), que la Universidad de Valencia creó en 1591, siendo la única cátedra de medicamentos químicos en el siglo XVI. Fue autor del Dialogus veros medicinae fontes indicans (Diálogo que indica las verdaderas fuentes de la medicina) en 1589, en el que destacó la importancia de la química para el médico.
  • Álvaro Alonso Barba (Lepe, Huelva, 1569 – 1662), eclesiástico y metalúrgico español. Su obra Arte de los metales (1640) contiene una detallada descripción de la riqueza argentífera del subsuelo americano así como un descubrimiento fundamental para la explotación de la plata: el método «de cazo» para extraer la plata en caliente. Se trasladó a América, atraído por los métodos de extracción, explotación y elaboración.
  • Benito Daza de Valdés (Córdoba, 1591 – Sevilla, 1634), óptico español, es autor del primer libro sobre optometría en español. En 1623, y haciendo uso de sus conocimientos en matemáticas y óptica, publicó la obra «Uso de los anteojos para todo genero de vistas en que se enseña a conocer los grados que a cada uno le faltan de su vista, y los que tienen cualesquier anteojos y así mismo a que tiempo se han de usar, y como se pedirán en ausencia, con otros avisos importantes, a la utilidad y conservación de la vista», conocido vulgarmente como «El uso de anteojos». Gracias a esta obra se le considera uno de los precursores de la «oftalmología» moderna. En ella detalla cómo clasificar las lentes, cómo graduar la vista, además de cómo operar las cataratas e incluso propone colocarse cristales ahumados contra los efectos nocivos del sol.
  • Bernardo José Zaragoza y Vilanova (Alcalá de Chivert, Valencia, 1627 – Madrid, 1679), matemático, astrónomo y cosmólogo jesuita español, perteneciente a los novatores o pre-ilustrados españoles.
  • Antonio Hugo de Omerique (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1634-¿?), fue un matemático del siglo XVII que escribió un tratado de aritmética y otros dos de trigonometría, actualmente perdidos. Su obra más importante fue el tratado Analysis geometrica (1698), elogiado por Newton.
  • Juan Bautista Juanini (1636-1691), fue un científico hispano-italiano. Es autor de la que se considera la primera obra médica plenamente moderna que se publicó en España (Discurso político y phísico, 1679), en la que intenta el análisis iatroquímico del aire de Madrid con el fin de prevenir sus enfermedades.
  • Crisóstomo Martínez (Valencia, España, 1638- Flandes, ca. 1694), fue un pintor, grabador y microscopista español, encuadrado dentro del movimiento novator de la ciencia española del Barroco.
  • Tomàs Vicent Tosca i Mascó (Valencia, 1651 – 1723), erudito valenciano, matemático, cartógrafo y teólogo. Creador del movimiento Novatores.
  • Juan Bautista Corachán (Valencia, 1661 – 1741), matemático, físico, astrónomo y científico español, uno de los novatores o preilustrados españoles. Se doctoró en Teología por la Universidad de Valencia. Estudió además Matemáticas, y antes de los veinte años publicó ya un Ameno y deleitable jardín de Mathemáticas. Su curiosidad le llevó también a la Astronomía y la Física. Escribió un tratado de hidrometría y actuó a menudo como asesor de la Fábrica de Murs i Valls, organismo encargado de las faenas de drenaje urbano y encauzamiento del río Guadalaviar como defensa contra las inundaciones. Fue una de las figuras más destacadas entre los novatores. Se jubiló en 1720.
  • Juan de Cabriada (1665-1714), médico reformista español nacido en Valencia. Casi toda su fama radicaba en su libro Carta filosófica, médico-chymica (1687), en el que atacó a los médicos galenistas (escolásticos) que imponían a ultranza ciertas doctrinas médicas, como la sangría, que ya no podían sostenerse.
  • Gregorio Mayans y Siscar (Oliva, Valencia, 1699 – Valencia, 1781), fue un erudito historiador, lingüista y polígrafo español, típico representante de la primera Ilustración española.
  • Andrés Piquer Arrufat (Fórnoles, Teruel, 1711 – Madrid, 1772), fue un médico, filósofo y lógico español. En 1727 se trasladó a Valencia en la que se licenció de filosofía y medicina, en 1734. En 1742 alcanzó la cátedra de anatomía de la Universidad de Valencia y poco después una plaza de médico titular en el Hospital General de Valencia. En 1745 publicó el primer volumen de su Física moderna, racional y experimental, el primer libro sobre esta materia publicado en lengua española. El móvil que le condujo a escribir la Física fue la falta de preparación de los escolares en lo que se refería a Física moderna, y su intento de ofrecer conocimientos físicos útiles a los estudiantes de Medicina. Los supuestos de la obra son totalmente modernos, y así afirmó que «la Física es una ciencia racional; la experiencia es su principal fundamento».
  • Jorge Juan y Santacilia (Novelda, Alicante, 1713 – Madrid, 1773), fue un humanista, ingeniero naval y científico español.
  • Tomàs Cerdà (Tarragona, 1715 – Forlí, Italia, 1791), fue un matemático y filósofo español En 1754, fue enviado por la Compañía d Jesús al observatorio astronómico de la Marina de Marsella para que conociera las nuevas corrientes científicas europeas, y durante 3 años tuvo acceso a los textos matemáticos más influyentes del momento y entró en contacto con el cálculo diferencial. De vuelta a España, Cerdà se incorpora la cátedra pública de matemáticas del Colegio de los jesuitas de Cordelles de Barcelona. Cerdà fue el introductor de la teoría de fluxiones (cálculo diferencial e integral) en el siglo XVIII, publicando dos textos al respecto ( “Liciones de mathematica o elementos generales de arithmetica y algebra para el uso de la clase” y «Lecciones de mathematica o elementos generales de geometria para el uso de la clase» ) en 1758 y en 1760, en los que se basaba en un tratado del matemático británico Thomas Simpson. De hecho, su idea era escribir varios volúmenes más, incluyendo un «Tratado de fluxiones». Pero lo que distingue a Cerdà de otros pensadores fue su clara orientación didáctica y pedagógica para introducir el cálculo diferencial en la enseñanza, adoptando la perspectiva newtoniana del texto de Simpson. Sin embargo, pese a ser un newtoniano convencido, mostró una actitud abierta a las aportaciones de la visión de Leibniz, siendo influido por tanto por las dos corrientes del cálculo diferencial que llegaban de Europa. En 1765, Cerdà se trasladó a Madrid y se convirtió en el primer profesor de matemáticas del Colegio Imperial, el principal colegio de la Compañía de Jesús en España.
  • Francisco Salvá Campillo (Barcelona; 1751 -Gibraltar; 1828) un médico, físico y meteorólogo español. Los estudios universitarios los hizo en la Universitat de València, donde invirtió tres años en lugar de los cuatro habituales. Formado también en Huesca, Toulouse y Barcelona, ingresó en 1773 en la Academia de Medicina Práctica y en 1786 en la de Ciencias, las dos en Barcelona y creadas por la Junta de Comercio. Ganó dos premios y un accésit convocados por la Academia de Medicina de París los años 1787, 1789 y 1792, respectivamente. En cuanto a la medicina, cabe presentarlo como defensor de la inoculación y la vacunación contra la viruela. Más que como médico, Salvá es famoso como físico. En este trabajo se distingue en el campo de la electricidad. En 1795 leyó en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona una memoria titulada La electricidad aplicada a la telegrafía,​ en donde calificaba al telégrafo eléctrico como factible y efectivo. Acumula experiencia en este campo en su casa de la calle Petritxol, e hizo una demostración en Madrid, a la corte, en 1796. Francisco Salvá propone el establecimiento de una línea telegráfica entre Alicante y Palma de Mallorca, que no se lleva a cabo. A pesar de ello, Guillermo Marconi reconoció el valor de los descubrimientos del científico español. Por esta razón se le considera uno de los pioneros de la telegrafía eléctrica. Por otro lado, también es autor de la serie meteorológica más antigua de España.
  • Gabriel Císcar y Císcar (Oliva, Valencia; 1759 -Gibraltar; 1829) fue un matemático, marino y político español. Tras acabar sus estudios de Filosofía y Humanidades en la Universidad de Valencia y ser teniente de fragata, alcanzó la cátedra de matemáticas de la Escuela de Guardiamarinas de Cartagena, dedicándose de lleno a la enseñanza y publicando varios trabajos de su campo, así como de náutica, sin descuidar tampoco el ambiente literario de Cartagena y publicando también obras de literatura. Císcar presidió la comisión española, en la que estaba también Agustín de Pedrayes, que colaboró en París en 1798 en el establecimiento del sistema métrico decimal.